domingo, 24 de abril de 2016

EL ORIGEN DE LAS BALLENAS

EL ORIGEN DE LAS BALLENAS

Los científicos creen que las ballenas evolucionaron a partir de algún tipo de mamífero terrestre, de un grupo primitivo de mamíferos ungulados denominados mesoniquios.   
                      
Los fósiles de las ballenas nos permiten documentar la historia evolutiva de las mismas, una historia que estábamos postulando antes solamente en teoría:

Los fósiles de ballenas muestran que la evolución es oportunista.
  • Las ballenas son mamíferos de sangre caliente que evolucionaron para atrás, desde la tierra hacia el mar, lo cual muestra que la evolución puede trabajar en ambas direcciones, es decir, que es oportunista y no determinista.
  • La transición no ha sido muy pareja para las ballenas. Existe un estadio intermedio entre los nadadores especializados a nadar con las patas, como el Rodhocetus, y las ballenas modernas: el estadio de los nadadores propulsados por la cola como el Dorudon que aún retiene las extremidades posteriores rudimentarias o vestigiales.
  • Las ballenas modernas que hoy son carnívoras evolucionaron a partir de los artiodáctilos antiguos (el orden de los mamíferos que incluye a las vacas, a los venados, a los hipopótamos, etc.) todos los cuales se alimentaban de plantas. El cambiar de vegetariano a carnívoro es un cambio interesante en la estrategia alimenticia.



Las primeras ballenas aparecieron hace unos 55 millones de años, en el Paleógeno. Buscando nuevas fuentes de alimento en aguas cada vez más profundas en el mar de Tetys, se convirtieron en expertas nadadoras, con hocicos cada vez más alargados y dientes afilados. Las primeras ballenas tenían cuatro patas y podían desplazarse por tierra firme.

La transición final a las ballenas modernas comenzó hace 34 millones de años, a finales del Paleógeno. El descenso de temperatura del agua de los polos, los cambios en las corrientes oceánicas y el afloramiento de agua marina rica en nutrientes a lo largo de las costas occidentales de África y Europa, abrieron nichos ambientales completamente nuevos para las ballenas e impulsaron el resto de las adaptaciones presentes en los cetáceos actuales: cerebros grandes, ecolocalización, grasa aislante y, en algunas especies, barbas en lugar de dientes para filtrar el krill.

Bibliografía

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